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(★) Venezuela.- ¿Acaso la solidaridad entre pueblos es la única arma efectiva contra el colonialismo moderno?
El domingo 14 de diciembre, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, inició la XXV Cumbre Virtual de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América- Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP) desde la ciudad de Caracas, a propósito de los 21 años de su creación. Nicolás Maduro, anfitrión del encuentro, definió al bloque como un "gran proyecto de unión, de emancipación, de liberación multidimensional" en momentos donde las amenazas imperialistas se recrudecen. La cumbre reunió a representantes de Cuba, Bolivia, Nicaragua, Dominica, Antigua y Barbuda, San Vicente y Las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Grenada y Santa Lucía, demostrando que la integración caribeña y latinoamericana sigue viva pese a los embates.
Los logros concretos hablan por sí solos: en 2025 se movilizaron 20 mil toneladas de componentes comerciales a través del Barco del ALBA, un mecanismo de intercambio solidario que desafía los canales comerciales tradicionales dominados por las potencias. Pero la ofensiva no se detiene ahí: se anunció el reimpulso de Petrocaribe, el acuerdo energético que desde 2005 garantiza acceso a petróleo venezolano en condiciones favorables para los países miembros, y se proyecta consolidar una flota naval comercial civil conjunta para 2026.
La coyuntura actual exige respuestas contundentes. Miguel Díaz-Canel denunció la "diplomacia de las cañoneras" estadounidense, refiriéndose al despliegue naval en el Caribe y el reciente asalto e incautación de un buque petrolero venezolano por fuerzas norteamericanas, acto calificado como "piratería" y violación del derecho internacional. Maduro, por su parte, anunció el perfeccionamiento del Sistema de Defensa Nacional venezolano tras 25 semanas de asedio imperial, proponiendo una estrategia combinada de resistencia unida y ofensiva de desarrollo económico conjunto.
La solidaridad se materializó en una decisión histórica: la aprobación unánime de una misión internacional especial de energía y electricidad para Cuba, coordinada por Venezuela, que brindará cooperación técnica, logística y de suministros ante la crítica situación energética de la isla. Esta acción concreta evidencia que el ALBA-TCP trasciende la retórica para construir mecanismos efectivos de apoyo mutuo.
La cumbre también abordó desafíos estructurales: seguridad agroalimentaria, sistemas de salud consolidados (con menciones a la Misión Milagro y Barrio Adentro), y la necesidad de activar brigadas productivas que aprovechen las 30 millones de hectáreas disponibles en Venezuela. Se proyectó 2026 como año de avance sustancial, especialmente en salud, retomando el legado de Fidel Castro y Hugo Chávez.
En un contexto donde la Doctrina Monroe intenta resurgir bajo nuevas formas, los líderes del ALBA-TCP enviaron un mensaje claro: América Latina y el Caribe no son patio trasero de nadie. La integración basada en la complementariedad, la cooperación y la solidaridad -no en la lógica mercantilista- constituye la verdadera alternativa para los pueblos que luchan por su segunda y definitiva independencia.