| ★ POLITICA |
(★) Honduras.- Con apenas 43% de participación, las elecciones hondureñas muestran un giro conservador donde la derecha tradicional recupera terreno frente a una izquierda que no logró consolidar su proyecto.
La historia reciente de Honduras parecía haber girado página cuando en 2021 Xiomara Castro asumió como primera presidenta mujer, cerrando una era golpista que marcó al país centroamericano. Sin embargo, este domingo electoral mostró que los viejos fantasmas del bipartidismo tradicional no habían desaparecido, sino que aguardaban su momento para resurgir con fuerza renovada.
Los primeros resultados oficiales con casi el 40% de actas procesadas dibujan un panorama que nadie en el oficialismo esperaba: Nasry "Tito" Asfura del Partido Nacional lidera con alrededor del 40.6%, seguido muy de cerca por Salvador Nasralla del Partido Liberal con 38.8%, mientras la candidata oficialista Rixi Moncada de Libre se ubica en un distante tercer lugar con apenas el 19.6%. La diferencia entre los dos primeros es de apenas 24 mil votos, un margen estrecho pero que por ahora favorece al nacionalismo.
El factor externo jugó un papel determinante. A días de la elección, Donald Trump rompió el silencio internacional con un mensaje directo en Truth Social: "Nasry Asfura es el único que puede poner fin a la izquierda". La publicación se viralizó rápidamente, replicada por cuentas vinculadas al Partido Nacional, el propio Asfura e influencers centroamericanos que ya habían celebrado la victoria de Milei en Argentina. Javier Milei no tardó en emular el comunicado, consolidando una estrategia de condicionamiento externo que parece haber encontrado la tecla para inclinar elecciones latinoamericanas sin enviar marines.
La reflexión final es amarga: Honduras, que hace cuatro años decidió tener una mujer presidenta y parecía encaminarse hacia la consolidación democrática, optó esta vez por volver a los nombres tradicionales del bipartidismo. Con Asfura al frente, el retorno físico de Juan Orlando Hernández -condenado a 45 años en Nueva York por narcotráfico- pasa de hipótesis a probabilidad muy alta. ¿Qué mensaje envía la región si un país que extraditó a su expresidente por narcotráfico termina recibiéndolo como héroe bajo el mismo partido que lo postuló dos veces? La respuesta duele, pero está en las urnas.