| ★ EDUCACIÓN |
(★) Argentina.- Los números fríos del ranking universitario regional esconden una verdad más cruda: el desfinanciamiento sistemático que convierte la educación superior en privilegio de pocos mientras Brasil consolida su hegemonía académica con políticas de Estado que Argentina abandonó hace décadas.
La caída de la Universidad Nacional de La Plata en el ranking regional y la ausencia total de instituciones argentinas en el top 50 no son meros datos estadísticos sino el reflejo terminal de un proceso de desinversión crónica que comenzó con los ajustes estructurales de los noventa y se profundizó con cada recorte presupuestario posterior —un desmantelamiento por goteo que hoy muestra su rostro más descarnado en la fuga de cerebros, la obsolescencia de laboratorios y la precarización laboral de investigadores que deben multiplicarse entre cátedras para sobrevivir. Brasil, en cambio, implementó políticas de financiamiento sostenido, becas masivas y vinculación estratégica entre universidad e industria, demostrando que cuando la educación deja de ser moneda de cambio político y se convierte en política de Estado, los resultados aparecen en las mediciones internacionales aunque siempre con la advertencia de que estos rankings miden productividad académica pero no calidad educativa ni acceso democrático al conocimiento.
La UNLP retrocedió posiciones clave. Argentina desapareció del top 50 regional. Brasil domina con 15 instituciones entre las mejores. Los presupuestos universitarios argentinos perdieron 40% de poder adquisitivo en la última década. Los salarios docentes están 30% por debajo de la línea de pobreza. Los laboratorios funcionan con equipamiento obsoleto. La fuga de investigadores jóvenes supera el 20% anual.
