"La historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa"

miércoles, 17 de diciembre de 2025

ATAQUE AL CORAZÓN DEL CONTRATO SOCIAL

| ★ POLÍTICA |

(★) Argentina.- La reforma laboral de Milei amenaza derechos históricos mientras gobernadores juegan al silencio cómplice.

La historia se repite como farsa neoliberal: cada gobierno de derecha en Argentina intenta desmantelar las conquistas laborales. Desde la dictadura hasta los noventa, pasando por la Ley Banelco de De la Rúa, el menú es siempre el mismo: quitar poder a los sindicatos, reducir salarios y facilitar despidos. La actual reforma laboral mileísta huele a naftalina, como bien señaló Axel Kicillof, un "fantoche de la época del Consenso de Washington" que ya demostró su fracaso.
El proyecto es un ataque frontal al sistema previsional argentino. La creación de un fondo para indemnizaciones financiado con recursos de la ANSES significa transferir dinero público de jubilaciones a empleadores. Es un drenaje directo al corazón del contrato social que sostiene a millones de personas mayores. Mariano Przybylski, abogado de la Red Federal de Derechos Humanos, es contundente: "Todo el proyecto de Reforma Laboral es inconstitucional" porque viola el principio de no regresión reconocido por la Corte Suprema.
Mientras tanto, los gobernadores juegan un peligroso juego de silencios y negociaciones. La debilidad financiera de las provincias explica en parte esta actitud reservada. Diego Santilli, ministro del Interior, mueve los hilos con Aportes del Tesoro Nacional, como los 20.000 millones de dólares a Tucumán, en una clara estrategia de compra de voluntades. Carlos Tomada advierte sobre el riesgo de que se repita el esquema Banelco: "Ustedes votan a favor y yo les resuelvo problemas".
La resistencia se organiza desde abajo. La CGT convoca a una movilización histórica que promete ser masiva, recordando el éxito de la lucha contra la ley Mucci en el alfonsinismo. En Córdoba, gremios estatales como Suoem, Judiciales y Luz y Fuerza configuran un polo de resistencia frente a los continuos cierres de fábricas. La batalla no es sólo de trabajadores organizados sino del pueblo argentino en su conjunto, porque lo que está en juego es el modelo de país: solidaridad intergeneracional versus mercantilización de la vida y transferencia extractivista desde la clase obrera hacia el sector de los más ricos. 
La reforma laboral mileísta representa más que un ajuste económico: es un proyecto civilizatorio que busca desarmar décadas de conquistas sociales. Frente a esta ofensiva, la memoria histórica y la organización colectiva emergen como trincheras de resistencia. El jueves próximo las calles hablarán más fuerte que los silencios cómplices de quienes prefieren negociar derechos a cambio de migajas presupuestarias.

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