| ★ POLÍTICA |
(★) Bolivia.- Un mes de gobierno y las promesas de cambio se desvanecen ante la cruda realidad neoliberal.
El gobierno de Rodrigo Paz y Edman Lara avanza con su proyecto de "capitalismo para todos", que en la práctica significa beneficios para los más ricos y ajuste para el pueblo trabajador. La eliminación de cuatro impuestos que afectaban sólo a grandes fortunas -el Impuesto a las Grandes Fortunas, el Impuesto a las Transacciones Financieras, el impuesto al juego y el impuesto a las promociones empresariales- marca el rumbo claro: desregulación y transferencia de recursos hacia los sectores empresariales. Mientras tanto, el pan y productos básicos suben, impactando directamente en los sectores más empobrecidos.
La narrativa oficial insiste en que estas medidas "reactivarán" la economía, pero lo que realmente hacen es consolidar un modelo neoliberal que prioriza a agroindustriales y capital financiero. El propio Evo Morales ha señalado que este gobierno "no se diferencia en nada" del anterior de Luis Arce, calificando todo como "engaño". La promesa de cambio se revela como continuidad del mismo sistema, ahora con rostro más descaradamente proempresarial.
La esencia del proyecto de Paz-Lara es clara: explotación laboral intensificada y saqueo de bienes comunes naturales. La precarización no es accidente sino herramienta funcional al capital. Cuanto más barata la fuerza de trabajo, mayores las ganancias, mayor la alienación del campo popular, y por consiguiente, menos capacidad de organización y lucha. Esta dinámica se expresa en despojo territorial y deterioro ambiental, beneficiando a mineras y agroindustriales.
Frente a este panorama, la única salida real es construir alternativa desde abajo. La experiencia histórica muestra que sólo la movilización de trabajadores, campesinos, pueblos indígenas y organizaciones sociales puede abrir camino distinto. Un movimiento independiente del Estado y partidos empresariales, con perspectiva anticapitalista, que dispute el poder desde abajo y luche por expropiar grandes capitales, colectivizar tierras y nacionalizar sectores estratégicos bajo control obrero. El "capitalismo para todos" significa miseria para muchos y riqueza para pocos - la respuesta debe ser organización y lucha popular.