jueves, 4 de diciembre de 2025

BRUTALIDAD CARCELARIA: DETIENEN A 10 GUARDIAS POR GOLPIZA A INTERNO EN CÓRDOBA

| ★ POLÍTICA |

(★) Argentina.- La violencia institucional contra personas trans se manifiesta una vez más en el sistema penitenciario cordobés.

El sistema carcelario argentino sigue siendo un espacio de violencia sistemática contra las poblaciones más vulnerables. En Córdoba, la cárcel de Bouwer se convirtió en escenario de una brutal agresión que expone las prácticas represivas que persisten dentro de las instituciones penitenciarias. Diez guardias del Servicio Penitenciario, todas mujeres, fueron detenidas tras ser acusadas de participar en una golpiza contra un interno trans alojado en ese penal.
La agresión habría ocurrido dentro de un pabellón e incluyó golpes reiterados, según la denuncia que motivó la intervención judicial inmediata. Las autoridades activaron protocolos internos y ordenaron la detención de las agentes, poniendo el caso en manos de la Justicia. La Fiscalía analiza cámaras de seguridad, testimonios y condiciones del penal para determinar responsabilidades, mientras organizaciones de derechos humanos acompañan a la víctima y siguen de cerca el avance de la investigación.
Este caso no es aislado sino parte de un patrón de violencia institucional que afecta especialmente a las personas trans en contextos de encierro. La detención masiva de guardias representa un hecho inusual que podría indicar tanto la gravedad de los hechos como la presión social y judicial para que estos casos no queden impunes. La respuesta institucional, aunque tardía, muestra que la visibilización de estas violencias puede generar consecuencias para sus perpetradores.
La lucha por los derechos de las personas trans en contextos de encierro sigue siendo una batalla pendiente en Argentina. Cada agresión denunciada y cada guardia detenida son pasos necesarios, pero insuficientes frente a un sistema que naturaliza la violencia contra quienes deciden sobre su identidad de género. La verdadera transformación requiere no sólo sanciones individuales sino cambios estructurales en las prácticas carcelarias y en la formación del personal penitenciario.