| ★ POLÍTICA | REPRESIÓN |
(★) Bolivia.- La represión estatal ya tiene sus primeras víctimas fatales bajo la nueva administración.
Apenas un mes después de que Rodrigo Paz y Edmand Lara asumieran el gobierno boliviano, la represión policial ya se cobró dos vidas y dejó decenas de heridos en Cochabamba. Los pobladores de Colcapirhua protestaban contra el uso indiscriminado del vertedero de residuos de su localidad, que desde abril opera sin consulta comunitaria y afecta gravemente su salud y medio ambiente. A pesar de que se había acordado una mesa de diálogo y un plazo de siete meses para regularizar la situación, las autoridades incumplieron el pacto.
La respuesta del Estado fue brutal: la policía desbloqueó el vertedero utilizando gases lacrimógenos, pimienta y disparando munición real contra la población. Mario Padilla y Sinforiano Carrillo murieron con heridas de bala, mientras que al menos veinte personas resultaron heridas, seis de ellas también por proyectiles. Los comunarios denuncian que las fuerzas de seguridad ingresaron violentamente a sus viviendas cometiendo múltiples abusos contra los derechos humanos.
Este episodio sangriento ocurre en un contexto de creciente criminalización de la protesta social en Bolivia, donde la derecha busca legitimar la persecución y ahora el asesinato de quienes se movilizan. Organizaciones de derechos humanos como ProDHCre exigen una comisión de investigación independiente y llaman a la coordinación popular para enfrentar el plan de ajuste económico que, mientras beneficia a los sectores más ricos, reprime con balas a las comunidades más vulnerables. La sangre derramada en Colcapirhua marca un trágico precedente para un gobierno que prometió cambio pero que ya muestra su verdadero rostro represivo.
