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(★) Argentina.- Una reforma que busca derogar la Ley de Educación Nacional y transformar radicalmente el sistema educativo argentino, privilegiando la autonomía individual sobre la construcción colectiva del conocimiento.
Desde nuestras aulas y territorios, observamos con preocupación cómo el proyecto de "Libertad Educativa" presentado por el gobierno nacional configura una transformación profunda que va más allá de lo pedagógico. Según la información recogida de Tiempo Argentino e Infobae, esta iniciativa pretende derogar la Ley de Educación Nacional vigente desde 2006, aquella que definía a la educación como derecho social y bien público.
La propuesta establece un giro conceptual peligroso: el Estado pasa de ser garante del sistema educativo a cumplir un rol subsidiario. La familia se erige como "agente natural y primario" de la educación, desplazando la responsabilidad colectiva hacia decisiones individuales. Esta visión se materializa en medidas concretas como la creación de "Consejos de Padres" con capacidad para nombrar o remover directores en escuelas estatales, aunque según Infobae, la versión oficial eliminó su injerencia en la contratación docente que contemplaba el borrador original.
La autonomía escolar se presenta como bandera, pero esconde una fragmentación del sistema. Cada institución podrá definir su plan de estudios, métodos de enseñanza y calendario escolar, con contenidos mínimos que no podrán superar el 75% del tiempo lectivo. Esta atomización, como señala Tiempo Argentino, abre el camino para que empresas y organizaciones diseñen lo que deben saber les estudiantes, desdibujando la construcción de un saber común. Pero es, además, la mejor estrategia para que se cristalice la perpetración por parte de los mismos afectados, de un sentido común fachista, discriminador, excluyente, e individualista y consumista, se instale como eje de las propuestas educativas que se generen en cada establecimiento.
Además, el "homeschooling" (escuela a domicilio) se formaliza como "forma alternativa de enseñanza", junto con la educación virtual que puede quedar en manos de instituciones extranjeras. Mientras tanto, el financiamiento educativo sufre un giro radical: se elimina la meta del 6% del PBI y se instituyen vouchers, becas y vales educativos que transfieren recursos directamente a las familias, desmantelando la inversión estatal en el sistema público.
En las universidades, el financiamiento se vinculará al "desempeño" y al progreso estudiantil, estableciendo que sólo serán considerados alumnos regulares quienes aprueben al menos dos materias anuales.
Esta reforma, que según Infobae fue trabajada entre la Secretaría de Educación y el Ministerio de Desregulación, representa una visión que prioriza la libertad individual abstracta sobre la construcción colectiva del conocimiento. Como sostiene Gabriel Brenner citado por Tiempo Argentino, "libertad acá es mera abstracción individual. Si busca el bien común no puede separar libertad de solidaridad".
Nos encontramos ante un proyecto que, bajo el discurso de la autonomía y la libertad, fragmenta lo común, exacerba lo más facho de la sociedad, debilita lo público y naturaliza la desigualdad educativa como destino inevitable.