| ★ POLÍTICA |
(★) Internacional.- A 50 años del Plan Cóndor, Stella Calloni advierte que la estrategia de dominación estadounidense mutó hacia operaciones híbridas que buscan aniquilar la soberanía regional.
Según la periodista Stella Calloni en entrevista con teleSUR, el Plan Cóndor no fue un hecho aislado sino la dimensión operativa de una estrategia más amplia: las dictaduras de seguridad nacional impulsadas desde Washington durante la Guerra Fría. Sin esas dictaduras instaladas simultáneamente en Chile, Uruguay, Brasil y luego Argentina, no habría sido posible articular la "coordinadora de la muerte" que caracterizó a la Operación Cóndor.
Calloni explicó que Argentina se incorporó de forma plena en 1975, antes del golpe del 76, pero ya participaba activamente en intercambios represivos desde comienzos de los años 70. La analista enumeró episodios que anticiparon la articulación represiva regional, entre ellos el asesinato del general Carlos Prats y su esposa en Buenos Aires en 1974, y el intento de asesinato del dirigente demócrata cristiano Armando Leighton en Italia.
La periodista situó el origen profundo de la tecnología represiva del Cóndor en experiencias previas como la Operación Fénix en Vietnam, diseñada por la CIA, y luego el entramado clandestino europeo conocido como Operación Gladio, integrado por escuadrones fascistas, exagentes nazis y mercenarios europeos. Según su análisis, parte de esos operadores fueron enviados a Chile para asesorar directamente a la dictadura de Augusto Pinochet.
Calloni remarcó que el Plan Cóndor actuó inicialmente de forma "elitista", dirigido a eliminar presidentes, altos dirigentes políticos y líderes guerrilleros. Sin embargo, en países como Argentina y Uruguay, el mecanismo se amplificó hasta convertirse en un sistema industrial de desapariciones centrado en la población civil. Las cifras hablan por sí solas: 30.000 desaparecidos en Argentina, miles en Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia.
La periodista advirtió que, en el escenario actual, América Latina enfrenta una reedición del modelo de guerra contrainsurgente, ya no solo con instrumentos clandestinos, sino con operaciones híbridas, presiones militares, campañas psicológicas, judicialización de la política y acciones coordinadas en el marco de la OTAN y sus aliados. Aseguró que lo que hoy vive Venezuela forma parte de este mismo patrón, ampliado por la presencia militar estadounidense en el Caribe y por estructuras globales de intervención.
"Hoy estamos viviendo una guerra contra el continente —dijo Calloni—. Ya no es un Cóndor clásico, porque el proyecto es más amplio: es una guerra geoestratégica de recolonización". La analista afirmó que la intervención contemporánea adopta formas más sofisticadas, articuladas por grupos de poder transnacionales, agencias de inteligencia y ejércitos privados, pero tiene el mismo objetivo que hace 50 años: recolonizar América Latina e impedir proyectos soberanos.
"Si no entendemos el Cóndor —aseguró— no podremos comprender las agresiones actuales ni construir la unidad necesaria para defender la soberanía regional". A medio siglo de su institucionalización, el Plan Cóndor sigue siendo un capítulo pendiente de memoria y justicia, pero también una advertencia histórica sobre las nuevas formas de dominación imperial.