| ★ POLÍTICA |
(★) Brasil.- El presidente critica al sector por derribar vetos a la "Ley de la Devastación" (VER) mientras recibe propuestas para una transición ecológica real.
En la sexta reunión del Consejo de Desarrollo Económico Social Sustentable (CDESS), el presidente Lula lideró un encuentro que evidenció las tensiones entre el discurso oficial de sostenibilidad y la dura realidad del extractivismo. Según información oficial del gobierno, el evento en el Palacio Itamaraty reunió a ministros y consejeros para debatir políticas estratégicas, incluyendo una Estrategia de Compras Públicas Sustentables y balances de la COP30.
Sin embargo, el contexto revela contradicciones profundas. La Oxfam Brasil, presente en la reunión, entregó al presidente propuestas para los pilares estratégicos de la nación, señalando explícitamente que "la derrota de los vetos al PL de la Devastación es un retroceso socioambiental y una violación de derechos". Esta referencia al controvertido proyecto de ley que facilita la deforestación pone en evidencia cómo el agronegocio continúa imponiendo su agenda depredadora.
El gobierno presentó su Portafolio de Inversiones Sustentables, que mapea más de 2.780 proyectos por 473 mil millones de Reales en 832 municipios, y destacó la "Agenda Positiva del Agro" mostrada en la COP30. Pero estas iniciativas chocan frontalmente con la realidad política: el mismo sector que se presenta como "sostenible" en foros internacionales presiona para derribar protecciones ambientales en el Congreso.
La reunión del Conselhão, reinstalado con una "S" de Sustentable en el tercer mandato de Lula, se convierte así en un espacio de disputa simbólica: demostrar si es realmente un espacio de diálogo social o sólo una fachada verde para políticas que mantienen intacto el modelo depredador. Mientras se anuncia modernización jurídica internacional y compras públicas verdes, el poder real del agronegocio sigue avanzando sobre los territorios. La pregunta que queda flotando es si estos espacios de diálogo pueden realmente contener la máquina extractivista o simplemente la legitiman con un barniz verde.