| ★ EDITORIAL |
(★).- Mientras Infobae, Clarín y La Nación demonizan a Venezuela, callan sobre la dictadura real que opera desde Washington y sus archivos Epstein.
La doble vara de los grandes medios es tan descarada que da risa. Mientras repiten como loros "régimen venezolano" y "dictadura chavista", guardan un silencio cómplice sobre la verdadera dictadura que opera desde Washington. Los archivos Epstein, que muestran cómo el sistema estadounidense protegió durante décadas a un depredador sexual vinculado a las más altas esferas del poder, son apenas la punta del iceberg de una democracia de cartón.
La administración Trump incumplió flagrantemente la ley al no liberar todos los documentos, utilizando redacciones masivas que incluyen páginas completamente ennegrecidas. Esta opacidad calculada aclara o demuestra lo qué intentan ocultar. Mientras el foco se desplaza hacia figuras como Bill Clinton como cortina de humo, minimiza la presencia de Trump en los archivos a pesar de su conocida amistad con Epstein durante años.
Lo verdaderamente revelador aparece en los márgenes: documentos que confirman que ya en 1996, María Farmer denunció a Epstein por pornografía infantil ante el FBI. El sistema supo durante casi un cuarto de siglo y no actuó. Las víctimas esperaron mientras la red de poder protegía a sus miembros. La publicación parcial y politizada de estos archivos demuestra que, incluso bajo presión legislativa, el establishment logra dirigir las miradas hacia el espectáculo mediático sobre figuras perimidas y vacías de poder, para proteger a funcionarios actuales del gobierno de EEUU.
Son estos mismos medios que se rasgan las vestiduras por Venezuela y callan sobre cómo Puerto Rico sigue siendo una colonia estadounidense, donde bases militares como Roosevelt Roads han contaminado tierras con mercurio, plomo y explosivos, aumentando la incidencia de cáncer y daños neurológicos en la población. Desde allí partieron las tropas que derrocaron a Jacobo Árbenz en 1954, y hoy preparan agresiones contra Venezuela con las mismas mentiras sobre armas de destrucción masiva que nunca existieron.
La hipocresía alcanza niveles cómicos: medios que llaman "dictadura" a un gobierno electo democráticamente, e ignoran que Argentina votó junto a Estados Unidos contra metas de la ONU que buscarían salvar millones de vidas, alineándose con la agenda ultraconservadora de Trump y antivacunas como Robert Kennedy Jr. ¿Eso es democracia? ¿O es la dictadura del capital sobre la vida de las personas?
La verdadera dictadura no es la que te muestran en pantalla, sino la que opera desde las sombras, protegiendo a depredadores, contaminando territorios colonizados y priorizando ganancias sobre derechos humanos. Los medios hegemónicos no son periodistas: son voceros de un sistema que necesita demonizar a algunos para ocultar sus propias miserias. La próxima vez que escuches "régimen venezolano", pregúntate: ¿quién realmente tiene algo que esconder? ¿Qué quieren que no te enteres? ¿Qué negocio quieren asegurarse los más ricos del mundo?
Los sistemas judiciales y mediáticos se han vuelto la mejor herramienta de control... Bueno... y los títeres políticos descartables de dictadura blandas.
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