| ★ POLÍTICA |
(★) Argentina.- ¿Hasta dónde llegará la impunidad cuando los verdugos se disfrazan de víctimas?
La organización "Pañuelos Negros", liderada por Asunción Benedit de Lacal Montenegro, prepara una marcha en Plaza de Mayo para reclamar la liberación de genocidas condenados por delitos de lesa humanidad. Esta agrupación forma parte de Unión de Promociones, estructura que nació en 2005 para oponerse a los juicios por crímenes de la dictadura y que hoy cuenta con vínculos directos con el gobierno de La Libertad Avanza.
La campaña negacionista se articula a través de múltiples frentes: desde el diputado Beltrán Benedit -hermano de la líder de Pañuelos Negros- hasta legisladoras como Rebeca Fleitas y Lucía Montenegro, quienes organizaron actos de reivindicación dictatorial en la Legislatura porteña. La estrategia incluye encuentros en la Fundación San Elías, dirigida por el sacerdote Javier Olivera Ravasi -hijo de un genocida-, donde diputados oficialistas visitan a criminales en prisión.
El movimiento cuenta con financiamiento de empresarios tucumanos y apoyo internacional de la derecha miamense, representada por el cubano Eladio José Armesto. Guillermo Sottovía, otro organizador, despliega su narcisismo en redes sociales como "influencer" de la dictadura, mientras la Asociación FU.HE.N.AR de veteranos del Operativo Independencia y de la Guerra de Malvinas suma su simbología esotérico-belicista.
Esta avanzada se produce en el marco del desguace sistemático de políticas de memoria implementado por el secretario de Derechos Humanos Alberto Baños, que incluye la negación de los 30.000 desaparecidos ante la ONU. La contraofensiva popular debe enfrentar esta profanación de la memoria colectiva, reafirmando que Plaza de Mayo seguirá siendo territorio de las Madres y Abuelas, no de los herederos del terrorismo de Estado.