| ★ SANITARISMO |
(★) Argentina.- La enfermedad que creíamos erradicada regresa por las grietas de un sistema de salud que prioriza la vigilancia sobre la prevención estructural.
La confirmación de cuatro casos de sarampión en viajeros uruguayos que transitaron por territorio argentino —ingresando desde Bolivia por el paso Yacuiba-Salvador Mazza el 14 de noviembre y desplazándose a través de once provincias utilizando servicios de transporte interurbano— expone con crudeza las fisuras de un sistema sanitario que opera más como centinela reactivo que como garante de derechos. La alerta epidemiológica emitida por la Nación, notificada a través de la Organización Panamericana de la Salud, activa protocolos de vigilancia mientras el virus aprovecha las rutas comerciales y turísticas que atraviesan regiones con coberturas vacunales desiguales, territorios donde la salud pública llega tarde y fragmentada, como si las fronteras sanitarias pudieran contener lo que las políticas sociales no logran prevenir.
Los casos ingresaron por Salta, descendieron en distintos puntos del recorrido hacia Buenos Aires, utilizaron empresas como Autobuses Quirquincho, Balut Hermanos y San José. Pararon en Mosconi, San Nicolás, Pinto, Totoras. Terminales de Liniers, Dellepiane, Retiro. Gualeguaychú, Concepción del Uruguay, Concordia, Federación, Colón. Once provincias recorridas. Dos servicios de transporte identificados. Cero casos sospechosos detectados hasta ahora en Salta. La provincia activa búsqueda activa de Enfermedad Febril Exantemática, fortalece controles fronterizos, interroga por antecedentes de viaje. Medidas necesarias, sí, pero que llegan cuando el riesgo ya circuló.
El director general de Coordinación Epidemiológica salteño admite que "hasta el momento no se registran casos sospechosos en Salta, aunque la confirmación oficial de casos en el exterior y el tránsito de estos viajeros por rutas provinciales exige reforzar todas las acciones de vigilancia epidemiológica". Cuatro personas no vacunadas, residentes en Uruguay, con antecedente de viaje a Bolivia, capaces de poner en alerta a medio continente... ¿No revela esto que la inmunización como derecho social sigue siendo un privilegio geográfico? La vigilancia se intensifica cuando la prevención falla, cuando el acceso desigual a las vacunas crea bolsones de vulnerabilidad que luego requieren sofisticados sistemas de alerta para contener lo que pudo evitarse. El sarampión no es sólo un virus: es el síntoma de un sistema que medicaliza la pobreza sin atacar sus causas.