martes, 25 de noviembre de 2025

EL LEGADO INMORTAL DE FIDEL CASTRO

| ★ UN DÍA COMO HOY |

(★) Cuba.- A nueve años de su partida física, la figura del líder revolucionario cubano continúa iluminando el camino de la justicia social y la dignidad humana en América Latina y el mundo.

Fidel Castro desarrolló una profunda relación entre ética y política que caracterizó su pensamiento y acción, heredando el pensamiento revolucionario cubano de figuras como José Martí, a quien consideraba su autor intelectual. Su visión se centraba en que "el ser humano ha de ser el principio y el fin de todo esfuerzo por el desarrollo", principio que guió su gestión al frente de Cuba y del Movimiento de Países no Alineados.
La Revolución cubana bajo su dirección promovió una transformación radical de las personas, las relaciones sociales y las instituciones del país, lograda mediante una amplia participación popular. La alfabetización masiva, ejecutada por las generaciones más jóvenes, y la defensa de la patria mediante la organización militar del pueblo, fueron pilares fundamentales de este proceso. Fidel impulsó con maestría pedagógica una radicalización ideológica que devino en conciencia socialista, transformando la forma de ser y vivir hacia una sociedad de hombres de ciencia.
La verdadera esencia de su impronta histórica radica en que su ideal de justicia abarcó a la humanidad toda, especialmente a los más humildes, humillados y oprimidos. Para todos ellos promovió libertad, amor, dignidad y una vida verdaderamente humana. Su proyección internacional incluyó el apoyo a movimientos de liberación nacional, la lucha antiimperialista en Viet Nam y la epopeya cubana en Angola, que contribuyó decisivamente a la independencia de Namibia y al fin del apartheid sudafricano.
La solidaridad fue el sello distintivo de su gestión, materializada en el internacionalismo médico que comenzó en 1963 con la primera brigada a Argelia y continuó con programas como la formación gratuita de médicos extranjeros y la lucha contra el ébola en África. La Operación Milagro, en colaboración con Venezuela, devolvió o mejoró la visión a 2,2 millones de personas pobres de 34 países, mientras que Cuba contribuyó a alfabetizar a 6,9 millones de personas.
Hoy, a nueve años de su partida, el clamor popular "¡Yo soy Fidel!" resuena como testimonio de que su legado trasciende la muerte física para convertirse en faro permanente de esperanza para los pueblos que luchan por su emancipación.