| ★ VENEZUELA |
(★) Venezuela.- Con la elección masiva de 145 mil comités vecinales, el proyecto bolivariano consolida una estructura organizativa sin paralelo en la región, transformando el modelo de liderazgo unipersonal en dirección colectiva.
La política venezolana vive un momento de redefinición estructural. Durante dos días de noviembre, más de tres millones de personas participaron en asambleas de calle que dieron origen a 145.465 Comités Bolivarianos de Base Integral, elegidos directamente en cada comunidad. Esta cifra representa la materialización de una instrucción del V Congreso del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que busca sustituir la figura del jefe callejero por una dirección colegiada con responsabilidades definidas: formación política, propaganda, acción comunitaria y defensa integral.
El presidente Nicolás Maduro destacó el carácter histórico de esta movilización, mientras el vicepresidente del PSUV, Jorge Rodríguez, evocó el concepto gramsciano del partido como "intelectual colectivo". La estrategia responde a una visión escalonada que comienza en los comités vecinales, asciende a los Comandos de Comunidades Bolivarianas y se consolida en las Unidades de Batalla Chávez.
Esta arquitectura organizativa busca resolver una tensión histórica: cómo articular partido y movimiento social sin que uno absorba al otro. La respuesta venezolana es clara: el partido debe acompañar y potenciar las organizaciones populares existentes, desde consejos comunales hasta las casi cuatro mil comunas en formación. El modelo integra veintisiete sectores sociales en un plan de acción que combina gobernanza territorial con preparación para la defensa integral.
El proceso se enmarca en lo que la dirección chavista describe como "coherencia entre pensamiento y acción", retomando las Líneas Estratégicas de Acción Política redactadas por Hugo Chávez. La formación ideológica -con estudio de fuentes bolivarianas y el Libro Azul- complementa el trabajo territorial, mientras el gobierno enfatiza su capacidad de resistir presiones externas mediante lo que denomina "unión cívico-militar-policial".
Más allá de las cifras, el experimento venezolano representa una apuesta por institutionalizar el poder popular desde la escala micro, transformando la dinámica partidista tradicional latinoamericana mediante una estructura que pretende ser simultáneamente aparato de movilización, escuela política y agente de transformación social.