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(★) Internacional.- La falla masiva de Cloudflare expone la vulnerabilidad de una internet centralizada en pocas corporaciones, recordando que la soberanía tecnológica sigue siendo una deuda pendiente para los pueblos.
La interrupción simultánea de plataformas como X, ChatGPT, Grindr y Canva este martes revela la peligrosa concentración del poder digital en manos de oligopolios tecnológicos. Cloudflare, esa infraestructura invisible que gestiona el tráfico de internet para millones de sitios, demostró cómo un solo punto de fallo puede paralizar la comunicación global en segundos. Miles de reportes de error solo en Argentina evidencian la dependencia estructural que hemos desarrollado hacia estas corporaciones.
Esta crisis técnica desnuda la contradicción fundamental de la era digital: servicios que se presentan como descentralizados pero que en realidad descansan sobre arquitecturas centralizadas donde unas pocas empresas controlan el flujo informativo mundial. La nube, ese eufemismo para el almacenamiento corporativo, muestra su verdadero rostro cuando falla -igual que AWS de Amazon lo hizo hace un mes- recordándonos que lo que se presenta como progreso tecnológico es en realidad nueva forma de concentración capitalista.
Mientras las comunidades construyen redes locales y los movimientos sociales luchan por democratizar el acceso al conocimiento, estas interrupciones masivas nos interpelan sobre la urgencia de desarrollar infraestructuras comunicacionales propias. La lección es clara: en la era de la información, la verdadera independencia pasa por conquistar la soberanía tecnológica y romper con la tutela de gigantes que pueden desconectar el diásocial colectivo con un simple error de configuración.