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(★) EEUU.- Un musulmán socialista conquista Nueva York en una victoria histórica que desafía el poder establecido
La elección de Zohran Mamdani como alcalde de Nueva York representa un terremoto político en el epicentro del capitalismo global. Este inmigrante musulmán y demócrata socialista logró lo impensable: conquistar la alcaldía de la ciudad más rica del mundo con una plataforma que pone en el centro la crisis de la clase trabajadora y el costo de vida insostenible.
La victoria de Mamdani expone las profundas contradicciones del Partido Demócrata, dividido entre una élite moderada que sigue apostando por el modelo neoliberal fallido y una base socialista minoritaria pero creciente. Su triunfo sobre Andrew Cuomo -respaldado por la maquinaria demócrata tradicional- demuestra el agotamiento de las políticas que priorizan los grandes capitales sobre las necesidades populares.
La campaña de Mamdani fue un ejemplo de organización desde abajo: 90 mil voluntarios trabajaron puerta por puerta, construyendo poder popular frente a las millonarias campañas de sus adversarios. Esta movilización masiva contrasta con el financiamiento que recibió Cuomo de las dinastías empresariales como los Tisch, dueños de grandes fortunas que históricamente han comprado influencia política.
El establishment reaccionó con toda su artillería ideológica: acusaciones de comunista, marxista, yihadista y antisemita inundaron los medios. El lobby sionista AIPAC (Comité de Asuntos Públicos Estadounidense-Israelí), que mueve millones para influir en la política estadounidense, se movilizó contra el candidato que denunció abiertamente el genocidio en Gaza. Oligarcas como Elon Musk lo tildaron de "carismático estafador", mostrando el pánico de las élites ante un proyecto que amenaza sus privilegios.
La lucha que enfrenta Mamdani es una lucha de clases en su expresión más pura: un inmigrante musulmán socialista contra los dueños de Nueva York. Su propuesta de seguridad pública no punitiva y transporte gratuito choca frontalmente con los intereses del capital. Como advierte el activista Norman Finkelstein, su vida está en riesgo y el proyecto enfrenta amenazas existenciales.
El verdadero desafío comienza ahora: mantener la movilización popular que lo llevó al poder. Sin ese ejército de 90 mil voluntarios activo y organizado, la utopía socialista en el corazón del capitalismo podría fracasar, dando a la derecha el argumento perfecto para desacreditar cualquier alternativa al sistema. La batalla por Nueva York es la batalla por demostrar que otro mundo es posible, incluso en la capital del capital.