| ★ ECUADOR |
(★) Ecuador.- Mientras el Estado habla de motines, los cuerpos esqueléticos revelan una política de muerte lenta que beneficia a las élites...
En las cárceles de Guayaquil, la tuberculosis se ha convertido en el arma más eficiente del Estado ecuatoriano para ejecutar lo que las familias de reclusos denominan un "exterminio silencioso" —cuerpos raquíticos con sondas en el tórax, desnutrición extrema que transforma a seres humanos en esqueletos vivientes, fotografías que más recuerdan a campos de concentración que a centros de rehabilitación social. Según el informe de Rebelión, entre enero y agosto de 2025 se registraron 150 muertes sólo en el complejo carcelario del norte de Guayaquil, donde 1.131 casos de tuberculosis (3,24% de la población carcelaria) evidencian el colapso sanitario calculado. El hacinamiento alcanza niveles criminales: celdas diseñadas para tres personas albergan hasta nueve, mientras el Centro de Detención Provisional opera con 231% de sobrepoblación según datos oficiales del SNAI (Servicio Nacional de Atención Integral a Personas).
La crisis estructural se profundiza con cada traslado. En Machala, 27 presos murieron por asfixia durante disturbios por reubicaciones, sumándose a los cuatro fallecidos horas antes. El patrón se repite: mientras se reporta la construcción de nuevas cárceles de máxima seguridad, las condiciones actuales garantizan la muerte masiva. Fernando Bastias, abogado del Comité de Derechos Humanos de Guayaquil, describe equipos de dos a cuatro médicos atendiendo a miles de internos, enfermos tirados en el piso sobre cartón, sin medicinas ni agua potable. La militarización sólo alcanza a siete de las 35 cárceles, dejando el resto en abandono calculado.
¿Quiénes ganan con este genocidio? Las élites que externalizan la seguridad a empresas privadas, los políticos que construyen su carrera sobre discursos de mano dura, los medios que reducen la tragedia a titulares de "motines". Mientras, 500 infectados de tuberculosis en un sólo pabellón de Guayaquil esperan la muerte en catres metálicos. El Comité de Familiares denuncia: esto no es falla del sistema, es el sistema funcionando según diseño —¿acaso alguna prisión neoliberal ha sido concebida para otra cosa que no sea el castigo y la eliminación de los sobrantes sociales?