| ★ ARGENTINA |
(★) Argentina.- Mientras el gobierno celebra el ajuste, los niños mueren por enfermedades que la ciencia había vencido.
La salud pública argentina se desmorona como un castillo de naipes bajo el peso de un Estado que desfinancia sistemáticamente el sistema sanitario y promueve discursos que socavan la confianza en las vacunas —ese derecho social que durante décadas protegió a las infancias más vulnerables—. Los números oficiales revelan una catástrofe silenciosa: menos de la mitad de los niños entre 5 y 6 años recibió las vacunas de ingreso escolar en 2024, cuando históricamente la cobertura superaba el 90%. La triple viral que protege contra sarampión, paperas y rubéola cayó al 46,7%, el refuerzo antipoliomielítico se desplomó al 47,6%, y la vacuna contra el VPH apenas alcanzó al 50% de los preadolescentes. Y estos no son simples porcentajes: son niños que hoy están expuestos a enfermedades letales que habíamos erradicado.
Ya hay nueve muertos por tos convulsa en el sur del país y más de 400 casos reportados. El sarampión regresó después de 25 años. La parotiditis volvió tras cuatro décadas. La hepatitis A aumentó un 540%. Mientras el infectólogo Hugo Pizzi aplaude las multas de $84.000 a padres que no vacunen —medida que criminaliza la pobreza en lugar de garantizar acceso—, el gobierno nacional elimina campañas de promoción y nombra funcionarios que cuestionan la seguridad de las vacunas. Ricardo Rüttimann, de la Fundación Centro de Estudios Infectológicos, advierte que si no se cumplen los esquemas, las enfermedades "indefectiblemente van a volver a entrar porque no están erradicadas del mundo".
La contrahegemonia se teje en los vacunatorios que resisten con recursos menguados, en los equipos de salud que enfrentan el desmantelamiento, en las familias que recorren kilómetros para encontrar una dosis que el Estado ya no garantiza. Oscar Atienza, magister en Administración de Servicios de Salud, denuncia: "Estamos en un gobierno nacional antivacuna. Si un ministro de Salud dice que las vacunas no están lo suficientemente probadas, la gente tiene temores y deja de vacunarse". El Consejo Federal de Salud tuvo que adelantar la segunda dosis contra sarampión a los 18 meses ante la emergencia.
¿Quién responde cuando un niño muere por una enfermedad prevenible?