lunes, 3 de noviembre de 2025

ARMANDO TEJADA GÓMEZ: EL CANTO QUE DESAFIÓ AL OLVIDO

| ★ UNA FECHA COMO HOY |

(★).-A 33 años de su partida, el poeta mendocino sigue vibrando en cada zamba que denuncia injusticias y canta a los humildes

Este 3 de noviembre se cumplen 33 años de la muerte de Armando Tejada Gómez, pero su voz sigue resonando en cada guitarra que toca "Canción con todos", en cada garganta que canta "Zamba para no morir" y en cada corazón que late al ritmo de "Fuego en Animaná". El poeta mendocino, nacido en la pobreza más extrema el 21 de abril de 1929, supo transformar el dolor en belleza y la marginación en resistencia cultural.

Hijo de una familia humilde de origen chileno, Tejada Gómez conoció desde niño el rostro más crudo de la desigualdad. A los 6 años perdió la vista, pero esa oscuridad física nunca opacó la luminosidad de su mirada poética. Trabajó como lustrabotas, canillita y obrero, experiencias que marcaron a fuego su compromiso con los sectores populares.

Su obra es un testimonio vivo de la lucha de clases en clave artística. Junto a Mercedes Sosa, Ariel Ramírez, César Isella y otros grandes de la música argentina, Tejada Gómez forjó el Movimiento del Nuevo Cancionero en 1963, una corriente que buscaba democratizar la cultura y rescatar las raíces populares del folclore.

Durante la última dictadura cívico-militar, su poesía fue prohibida y él mismo sufrió persecución y censura. Pero ni el exilio interno ni las amenazas pudieron silenciar su pluma. "Los hermanos sean unidos", escribió en uno de sus versos más emblemáticos, anticipando la necesidad de unidad que hoy sigue siendo bandera de los movimientos populares.

Su legado trasciende lo musical para convertirse en herramienta política. "Canción con todos" se transformó en himno de la Patria Grande latinoamericana, mientras que "Zamba del nuevo día" sigue siendo profecía de un amanecer más justo. Su poesía habla de tierra, de trabajadores, de sueños colectivos y de la dignidad de los nadies.

Tejada Gómez no fue sólo un poeta: fue un intelectual orgánico de los sectores populares, un militante cultural que entendió que la revolución también se hace con versos y melodías. Su muerte en 1992 dejó un vacío inmenso, pero su obra sigue alimentando la memoria colectiva y alimentando las luchas por un mundo donde, como él soñaba, "la tierra será de quien la trabaja con sus manos".

Hoy, cuando el neoliberalismo avanza nuevamente sobre los derechos conquistados, la poesía de Tejada Gómez se vuelve más necesaria que nunca. Porque como él mismo decía: "Cantar es luchar, luchar es cantar". Y en esa lucha, su voz sigue siendo compañera de camino.