| ★ ARGENTINA |
(★) Argentina.- La tos convulsa vuelve a matar en los márgenes del conurbano santafesino, donde la desigualdad se mide en vidas infantiles perdidas.
El último informe epidemiológico provincial confirma lo que el sistema sanitario prefiere ocultar: un bebé de apenas un mes falleció en Villa Gobernador Gálvez por coqueluche, esa enfermedad que las vacunas podrían haber prevenido pero que encuentra su caldo de cultivo perfecto en los territorios donde el Estado en manos de gobiernos "libertarios" llega tarde o nunca. El pequeño —que además presentaba diagnóstico de enfermedad invasiva por Haemophilus influenzae y meningitis por Streptococcus pneumoniae— no alcanzó la edad para recibir la vacuna que contiene el componente pertussis, pero su madre tampoco había sido vacunada durante el embarazo, ese eslabón fundamental de la cadena de protección que se rompe sistemáticamente en los barrios populares. Hasta la semana del 8 de noviembre, Santa Fe registra 207 casos sospechosos, 30 confirmados y 8 probables, con el departamento Rosario concentrando 24 de esos diagnósticos positivos —el 80% del total provincial— mientras los menores de un año son el grupo más afectado con 16 casos confirmados seguidos por adolescentes de 10 a 14 años con 6 contagios.
La bacteria Bordetella pertussis no discrimina por clase social, pero sí encuentra en la pobreza su aliada perfecta: la transmisión por gotitas al toser o estornudar se potencia en hacinamiento, la falta de controles prenatales impide la vacunación de embarazadas, y el acceso desigual a los servicios de salud convierte una enfermedad inmunoprevenible en sentencia de muerte para los más vulnerables. Los ciclos epidémicos cada 3 o 5 años no son fenómenos naturales sino fallas estructurales del sistema, donde la neumonía, las convulsiones y la enfermedad cerebral acechan como complicaciones frecuentes en quienes no pueden pagar la prevención. La vacunación de convivientes —esa estrategia de protección comunitaria que debería ser política de Estado— se convierte en privilegio de clase cuando el sistema fragmenta en lugar de integrar.
¿Cuántos bebés más deben morir para que la salud deje de ser mercancía?