jueves, 20 de noviembre de 2025

"LLEVAMOS UN MUNDO NUEVO DENTRO": LA PROFECÍA DE DURRUTI QUE SIGUE CRECIENDO

| ★ UN DÍA COMO HOY |

(★).- Ocho décadas y nueve años después, la figura del legendario anarquista español sigue inspirando luchas colectivas por la justicia social y la emancipación obrera.

La memoria de Buenaventura Durruti permanece viva en el imaginario popular como símbolo de la resistencia obrera y la solidaridad revolucionaria. Nacido en León, España, en el seno de una familia ferroviaria, Durruti forjó su conciencia de clase desde la adolescencia, escuchando atentamente las experiencias de los trabajadores asturianos que le revelaron las profundas injusticias del sistema capitalista.
Su trayectoria como militante anarquista lo llevó a recorrer España participando activamente en todas las huelgas y revueltas proletarias de su tiempo. Testimonios de quienes lo conocieron lo describen como un hombre de mirada profunda y carácter noble, que vivió perseguido por defender a quienes no podían defenderse. Su exilio por Francia, Bélgica y Argentina nunca logró apartarlo definitivamente de su tierra natal, donde sentía el llamado del deber hacia su pueblo oprimido.
La creación del grupo "Los Solidarios" junto a Francisco Ascaso, García Oliver, Ferrer y Jover marcó un hito en la organización anarquista barcelonesa. Esta hermandad revolucionaria, descrita como los "mosqueteros de Barcelona", enfrentó valientemente a los grupos parapoliciales conocidos como "Los Pistoleros", que sembraban el terror entre los trabajadores sindicalizados. Estas luchas callejeras encarnizadas reflejaban la profunda división social de la época.
Con el estallido de la Guerra Civil, el movimiento anarquista alcanzó su máxima influencia en Barcelona, donde la mayoría de los trabajadores estaban afiliados a la CNT (Confederación Nacional del Trabajo). La ciudad se transformó en un escenario de lucha de clases, con jóvenes milicianos recorriendo las Ramblas fusil al hombro junto a sus compañeras. Como describiría Hemingway sobre París, Barcelona se convirtió en una fiesta, pero una fiesta ideológica donde los corazones latían en las calles.
La muerte de Durruti el 20 de noviembre de 1936 en el frente de Madrid sigue rodeada de misterio. Su sobrino Manuel Durruti mantiene viva la memoria del líder anarquista, insistiendo en que no fue una muerte natural sino un asesinato. Las circunstancias del disparo a menos de 30 centímetros y la presencia del sargento José Manzana, campeón de tiro, alimentan las sospechas sobre la veracidad de la versión oficial.
Ochenta y nueve años después, el legado de Durruti sigue resonando en su célebre frase: "No tememos a las ruinas. Estamos destinados a heredar la tierra... Llevamos un mundo nuevo dentro de nosotros, y ese mundo crece a cada instante". Su figura trasciende el tiempo como emblema de la lucha colectiva por un mundo más justo y solidario.