jueves, 27 de noviembre de 2025

LA DIFERENCIA IDEOLÓGICA ENTRE "GREMIOS" Y "SINDICATOS": CUANDO EL LENGUAJE ES CAMPO DE BATALLA

| ★ EDITORIAL |

(★).- Una distinción que parece semántica pero que encierra proyectos políticos antagónicos sobre la organización del trabajo y la sociedad

En el discurso público cotidiano, los términos "gremio" y "sindicato" suelen utilizarse como sinónimos intercambiables. Sin embargo, esta aparente neutralidad lingüística oculta una profunda diferencia ideológica que remite a tradiciones históricas enfrentadas y a modelos de sociedad radicalmente distintos. No se trata de un mero recurso estilístico: cada palabra arrastra consigo una carga política que revela posicionamientos sobre el conflicto laboral, la organización social y el papel del Estado.

LA MATRIZ CORPORATIVISTA DEL GREMIALISMO
El concepto de "gremio" hunde sus raíces en la organización medieval de los oficios, donde las corporaciones controlaban la producción, los precios y el acceso a las profesiones. Esta tradición se caracteriza por un orden jerárquico que va del maestro al oficial y al aprendiz, priorizando el interés profesional por encima de la pertenencia de clase. El gremio busca la integración en el orden establecido, la armonía social y la autorregulación ante el poder político.
Durante el siglo XX, esta matriz corporativista resurgió con fuerza en regímenes autoritarios como la Dictadura de Primo de Rivera y el franquismo, donde los "Sindicatos Verticales" diluían el conflicto obrero-patronal en órganos mixtos controlados por el Estado. La consigna era clara: "sindicalismo, no; sindicación sí", suprimiendo la representación puramente obrera para sustituirla por mesas técnicas donde el poder fijaba las condiciones laborales.

EL SINDICATO COMO EXPRESIÓN DE LUCHA DE CLASES
En contraste, el "sindicato" emerge con la Revolución Industrial como organización de asalariados frente al patrono. Su ideología subyacente parte del reconocimiento del antagonismo entre capital y trabajo, reivindicando la autonomía obrera respecto del Estado y los partidos políticos. El sindicalismo se nutre de tradiciones como el sindicalismo revolucionario de Sorel y Pelloutier, que concebían al sindicato como actor de transformación social, desconfiando del parlamentarismo y apostando por la autogestión obrera.
En sus versiones más radicales, el sindicato no sólo negocia salarios y condiciones laborales, sino que se proyecta como fuerza emancipadora capaz de subordinar el capital al trabajo. Su utopía no es la armonía social, sino el empoderamiento de la clase trabajadora.

EL LENGUAJE COMO ARMA POLÍTICA
Hoy, esta tensión histórica se reproduce en el discurso público cuando medios y políticos utilizan "gremio" como eufemismo de "sindicato" para desactivar su connotación combativa. "Los gremios docentes" suena más técnico y menos beligerante que "los sindicatos docentes", enfatizando el aspecto profesional por encima del de clase y alineándose con el vocabulario corporativo que prefiere la "concertación social" a la "lucha sindical".
Cuando un gobierno habla de "diálogo con los gremios" y la oposición de "apoyo a los sindicatos", no están designando al mismo interlocutor ni proyectando el mismo modelo de sociedad. Detrás de cada término late una concepción diferente sobre el conflicto social, la autonomía obrera y el papel del Estado en las relaciones laborales. Por eso, en nuestras notas de prensa de Sin Registro, elegir entre "gremio" y "sindicato" nunca es una decisión inocente: es tomar partido en una disputa que atraviesa siglos de historia de las luchas populares.
Esta misma disputa de poder en el campo semántico, se ve reflejada en tantas otras palabras, e incluso llevada hacia otros aspectos, en lo que la ultraderecha ha encarado como una "Batalla cultural". El campo de lo simbólico no es menor. Ellos lo saben bien. Habrá que ver si somos capaces de no entregar nuestras palabras más profundas, como "proceso", "militancia", "libertad", y al mismo tiempo cuidarlas de las desvirtuaciones que generan praxis deformantes desde el supuesto campo popular. Llamaremos sindicatos a aquellas organizaciones que lo sean, y lo demás, serán gremios, pero siendo conscientes de lo que implicamos en una y otra mención.