| ★ ARGENTINA |
(★)Argentina.- La ministra de Seguridad bautiza escuelas policiales con nombres de asesinos de obreros y militantes, en un mensaje claro sobre el rol que espera de las fuerzas de seguridad
En un acto que escupe sobre la memoria histórica, Patricia Bullrich anunció que las escuelas de formación de la Policía Federal llevarán los nombres de Ramón Falcón y Alberto Villar, dos criminales emblemáticos de la represión estatal contra el pueblo trabajador. La decisión no es casual: es la reivindicación explícita del terrorismo de Estado como política de seguridad.
Ramón Falcón, el "Perro" como lo llamaban los obreros, fue un veterano de la Campaña del Desierto que masacró poblaciones originarias. Como jefe de la Policía Federal, se destacó por reprimir con saña la protesta social: la Huelga de Inquilinos de 1907 y la Semana Roja de 1909 dejaron decenas de muertos y cientos de heridos. Su asesinato por el anarquista Simón Radowitzky fue la respuesta popular a tanta impunidad.
Alberto Villar, por su parte, fue cerebro de la Triple A y uno de los principales organizadores del terrorismo paraestatal durante el gobierno de Isabel Perón. Bajo la tutela de José López Rega, coordinó bandas parapoliciales que asesinaron entre 1.500 y 2.000 militantes, sindicalistas y referentes populares. Su legado represivo fue tan valorado que los torturadores de la dictadura colgaban su retrato en los centros clandestinos de detención.
Bullrich, en su discurso ante una ovación de uniformados, justificó el homenaje diciendo que busca "devolver la verdad" y que es "un valor innegociable". La verdad que oculta es que ambos fueron criminales de lesa humanidad cuyos métodos de represión sentaron las bases del genocidio que vendría después.
Este acto se suma a la escalada reaccionaria del gobierno: desde el homenaje al Ejército setentista en Formosa hasta la reivindicación de José Ignacio Rucci. Es la competencia macabra entre sectores del poder por ver quién blanquea mejor a los verdugos del pueblo.
La decisión de Bullrich no es sólo simbólica: es la línea de conducta que quiere imprimir en las nuevas generaciones policiales. Formar represores que, como Falcón y Villar, estén dispuestos a masacrar a quienes osen desafiar el orden establecido. Es el mensaje claro de que para este gobierno, la "seguridad" significa la impunidad de los uniformados y la criminalización de la protesta social.
Mientras en Villa Constitución se espera una sentencia histórica(*) contra la impunidad empresarial, el gobierno nacional reivindica a los genocidas del pasado. Dos caras de la misma moneda: la lucha por la memoria contra el intento de blanquear la historia sangrienta de la represión estatal al servicio de las clases dominantes.
(*) Ver nota sobre la causa conocida como "El Villazo" publicada hoy mismo.