| ★ POLÍTICA |
(★).- La brutal ofensiva del gobierno de Milei contra el empleo público ha transformado al pluriempleo en una condición estructural de la clase trabajadora estatal. El reciente informe de la Fundación Germán Abdala revela que el 64% de les trabajadores del Estado necesita más de un empleo para sobrevivir, mientras el 52% percibe menos de un millón de pesos mensuales, por debajo de la línea de pobreza. Esta realidad desnuda la estrategia sistemática de precarización: sólo el 58% cuenta con estabilidad laboral, en un contexto donde los despidos masivos bajo el "plan motosierra" ya superan los 35.000 compañeres. El congelamiento paritario impuesto por Caputo funciona como mecanismo de disciplinamiento social y transferencia de ingresos desde les trabajadores hacia los sectores financieros.
El impacto en la vida concreta de les trabajadores es devastador: agotamiento físico, burnout y frustración se han convertido en moneda corriente. Como señala el informe, el 71% busca activamente otro empleo, incluso quienes ya tienen múltiples trabajos, mientras sólo el 42% proyecta continuar su carrera en el Estado. Esta situación afecta particularmente a las mujeres, que cargan con la doble jornada laboral sumada a las tareas de cuidado no remuneradas. La feminización de la pobreza se profundiza cuando el salario estatal, históricamente más igualitario, se convierte en un ingreso complementario que no alcanza para la reproducción de la vida.
Frente a este escenario, las organizaciones sindicales y sociales enfrentan el desafío de construir resistencia desde las bases. La creciente deserción del empleo público -sólo 4 de cada 10 trabajadores quieren seguir en el Estado- evidencia el desmantelamiento planificado de los servicios esenciales. La respuesta debe combinar la lucha por recomposición salarial con la defensa del Estado como espacio de derechos, articulando con los movimientos populares que resisten el ajuste en todos los territorios. La batalla por la dignidad del trabajo estatal es, en definitiva, la batalla por un Estado al servicio de las mayorías populares y no de los intereses del capital financiero.